Pura y Limpia Inmaculada Concepción de María Santísima
Realizada en madera policromada de candelero, para vestir, de tamaño académico. Obra del maestro sevillana Antonio Castillo Lastrucci, nacido en Sevilla en 1882 y estudió en la Escuela de Bellas Artes de Sevilla. Este afamado escultor cuenta entre otros con la Medalla de la Orden de Alfonso X el Sabio en 1963, la medalla al mérito del trabajo y la distinción del Ateneo de Sevilla en 1912.
Después de la guerra civil, donde se perdió gran parte del patrimonio escultórico religioso, del taller del escultor sevillano salieron la mayoría de esculturas tanto marianas como cristíferas que existen hoy en día en Andalucía.
La antigua imagen de la Pura y Limpia se perdió durante el periodo de la guerra civil, de la cual no existe documentación de autoria ni fecha de ejecución, aunque sí fotográfica. También era una imagen de candelero, para vestir, pero a diferencia de la actual representaba una figura de la Virgen más madura.
Para realizar la efigie de la imagen actual, Lastrucci sigue los cánones de la Inmaculada del convento de San Buenaventura (Sevilla) llamada “la Sevillana”, brazos articulados, posición de la mirada frontal, cabeza recta y pelo natural.
La fundación de la Hermandad debió ser, por lo que se da a entender,
muy anterior. Posiblemente entre los siglos XVI y XVII, aunque tuviera
su mayor importancia y apogeo en el XVIII.
En este último siglo ya existían Hermandades con el nombre de
Consolación de Utrera en otros lugares. No solamente en Andalucía, sino
que también se conservan datos do una en Portugal y, cuando menos, tres
en América.
Dichas Hermandades (menos las de América, naturalmente), venían en
peregrinación cada ocho de septiembre y eran recibidas a las puertas del
santuario por la de Utrera, organizándose seguidamente la procesión.
Los frailes mínimos, entonces residentes en el convento colindante,
bajaban a la Virgen del altar mayor y la entregaban a la Hermandad
matriz. Esta se la cedía primero a la de Campillo, que tenía tal
privilegio por ser la más antigua. La de Campillo la pasaba a la de
Osuna y así se la iban dejando las unas a las otras, llevándola cada una
de ellas el tramo que previamente se les había señalado.
Entre las Hermandades de las que se conservan noticias están, aparte las
ya mencionadas, las de Ecija, Alcalá de Guadaira, El Arahal, Morón, El
Coronil, Coria, Hinojos, Gines, Mairena del Alcor, Los Palacios,
Castilleja de la Cuesta, Fuentes de Andalucía, Castilleja del Campo, Dos
Hermanas, La Puebla de Cazalla, Paradas, Los Molares, La Rinconada,
Albaida, Olivares, Chucena, Paterna del Campo, Escacena, Camas, Gelves,
La Algaba, Alcalá del Alameda y Mairena del Aljarafe entre otras.
Datos estos recogidos de la historia de la Virgen escrita en 1.917 por
el beneficiado de la Santa Iglesia Catedral don Juan Cabello y Castilla,
quien (aparte de investigar en numerosos documentos) se basó en
historiadores tan autorizados como Román Meléndez, Rodrigo Caro y Juan
de Malhara.
A la imagen de la Virgen (que según el profesor Hernández Díaz parece
ser del siglo XIV se le atribuye su primer milagro en 1.507, poco antes
de llegar a Utrera, hasta donde la trajo una devota desde Sevilla. Esta
la entregó a una hija suya llamada Marina Ruiz, que la tuvo muchos años
en el hoy desaparecido convento de la Antigua.
Pero su primer milagro famoso no ocurrió hasta 1.560.
El ermitaño que la cuidaba, Antonio de Santa María, viene al pueblo a
pedir aceite para la lámpara, sin que nadie, por ser aquel un año de
escasez que nadie, se lo diera. Vuelto a la ermita en compañía del
hortelano Juan de Orea, se acostó lleno de desaliento. Todavía no había
cogido del todo el sueño y, de pronto, se - despertó sobresaltado al
observar que, en la habitación contigua, donde estaba la Virgen, había
una luz brillante. Muy grande fue su asombro cuando, al entrar en ella,
vio que la lámpara estaba rebosando aceite.
Así estuvo durante días y semanas. La noticia corrió como la pólvora, a
causa de lo cual comenzó a cimentarse la fama de la Virgen.
Por aquel entonces Sevilla era prácticamente la capital del mundo.
Conocido éste y otros milagros atribuidos a la Señora, su popularidad se
extendió de tal manera que traspasó incluso el Atlántico, siendo
invocada muy especialmente por la gente de la mar que hacía la travesía
da las Indias de Occidente. De tal forma que ésta la tenía por su
mediadora.
En el Archivo de Indias -recoge el cronista oficial de la ciudad de
Utrera don Manuel Morales Alvarez- existen datos de hasta ocho navíos
con el nombre de Nuestra Señora de Consolación.
Producto de esta devoción marinera son los exvotos de barcos de los que
todavía conserva varios. Y es curioso. Uno de estos exvotos se guarda en
el Museo Naval de Madrid, sin que nadie pueda explicarse como llegó
hasta allí.
La Virgen lleva, desde hace siglos, un galeón en su mano derecha. Lo que
ha hecho que muchos -entre ellos sus grandes devotos utreranos Serafín y
Joaquín Alvarez Quintero- la conozcan por “La del barquito en la Mano".
Fueron, numerosos sus milagros y se contaron por millares sus
entusiastas. Tanto fervor se tradujo en centenares de exvotos, muchos de
los cuales todavía se conservan en su santuario. La fama de la Virgen
cristalizó en el cantar del pueblo. A pocas imágenes de aquella época se
le sacaron tantos y tantos cantares como a la de Consolación. Quizás el
más famoso de todos, que cita Gustavo Adolfo Bécquer en "La Venta de
los Gatos" y que sirvió de inspiración a Julio Romero de Torres para
pintar su primer cuadro,"Mira que bonita era.
Se parecía a la Virgen
de Consolación de Utrera". Tan grande llegó a ser su legión de cronistas de la época, en los
alrededores de Consolación llegaron a juntarse en la romería más de
treinta mil personas, a pesar cíe les primitivos medios de trasportes
que existías entonces y cuando España no tenía más allá o" e seis o
siete millones de habitantes.
Tanta devoción, tanta popularidad, conocen la decadencia a causa de los
abusos que trae la exagerada aglomeración en la famosa romería. Romería
en la que, con los devotos de buena fe, se mezclan maleantes de todo
tipo y se cometen excesos que alarman a los frailes mínimos. De tal
manera que lo denuncian al Supremo Consejo de Castilla y éste toma
cartas en el asunto, originándose en 1.770 unos autos curiosísimos que
terminan con la suspensión, no solo de la romería, sino incluso
prohibiendo que la Virgen se mueva de su altar.
Medida ésta que, agravada más tarde por la invasión de los franceses y
la exclaustración de 1.835, hace que se inicie una decadencia que
llegó hasta casi mediados del presente siglo.
Patronato de la Virgen
Anteriormente fue Patrona de Utrera la imagen de Nuestra
Señora de las Veredas, hoy en la parroquia de Santa María de la Mesa.
El día 22 de marzo de 1.750, cuando la devoción de la Virgen de
Consolación se extendía por toda la región, debido a sus numerosos
milagros, fue nombrada Esta Co-patrona.
Y en mayo de 1.808, el Cabildo Municipal acordó hacer procesión con
dicha Imagen para pedir por el triunfo de España en su lucha con los
invasores franceses, y la nombran Patrona.
Últimamente se reconoce este Patronato por la Iglesia, con el
nombramiento litúrgico, cosa que se hace a petición del Rector y la
Hermandad con motivo de cumplirse el XXV aniversario de su Coronación
Canónica.
Para dejar constancia, copiamos íntegramente dicho escrito:
CONGREGACIÓN PARA EL CULTO DIVINO Y DISCIPLINA DE LOS SACRAMENTOS
Prot. n2 38/89
El pueblo y los fieles cristianos de la Ciudad de Utrera han profesado
siempre, y aun hoy profesan, un culto peculiar y frecuente a la
Bienaventurada Virgen María bajo la advocación de "Nuestra Señora de
Consolación".
Es por ello que el Excelentísimo Señor Don Carlos Amigo Vallejo, O.F.M.,
Arzobispo de Sevilla, acogiendo el común deseo, aprobó debidamente la
elección de la Bienaventurada Virgen María, venerada bajo dicha
advocación, como Patrona de la mencionada Ciudad. Además, en carta de
fecha de 14 de febrero de 1.989, ruega fervientemente que la elección y
aprobación sean confirmadas conforme a las Normas para la constitución
de Patronos, y de conformidad con la Instrucción sobre los Calendarios
particulares y el reconocimiento de los Propios de Oficios y Misas (n8
30).
En consecuencia, la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de
los Sacramentos, en uso de la facultad que le han sido concedidas por
el Sumo Pontífice JUAN PABLO II, atendiendo a lo expuesto, constándole
que la elección y aprobación se han realizado conforme a las
disposiciones del derecho, accede a las preces, y CONFIRMA a la
BIENAVENTURADA VIRGEN MARÍA bajo la advocación de "NUESTRA SEÑORA DE
CONSOLACIÓN" como PATRONA ante Dios de la Ciudad de Utrera con los
consiguientes derechos y privilegios litúrgicos a tenor de las rúbricas.
Sin que nada obste en contrario.
Dado en la Sede de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, el día 7 de marzo de 1.989. Eduardo Card. Martínez
Prefecto
Virgilio Noé Arzob. Tit. Voncariesnse
Secretario.”
LA HERMANDAD RENACE En 1862, cuando las glorias de esta devoción eran sólo un
recuerdo y el santuario estaba a punto de venirse abajo, se reorganizó
la Hermandad de Consolación de Utrera. Prácticamente, sólo la hermandad y
el clero de Santa María se ocuparon de los cultos de la Virgen y el
mantenimiento del santuario, que presentaba serios síntomas de ruina.
En 1892, don Enrique de la Cuadra, Marqués de San Marcial, hermano mayor
de Consolación y gran mecenas de la historia de Utrera, costeó una
importante restauración que dio al santuario ese aire neomudéjar que
tiene actualmente, salvándolo además de un hundimiento que parecía
seguro.
Se arreglaron las techumbres y los muros, se rehizo la
cúpula, se restauró el artesonado, se cambió la solería, se estrenó el
cancel del atrio, se decoraron las paredes... Don Enrique de la Cuadra
invirtió en las obras 75.000 pesetas de las de entonces, que era lo que
costaba un buen cortijo en las tierras del término. Por esta iniciativa y
otras muchas en beneficio de la Iglesia Católica, el Papa León XIII
concedió a don Enrique de la Cuadra, en 1886, el título pontificio de
Marqués de Gibaxa.
Extremo éste hasta que fueron autorizadas y aprobadas en el Año de
Gracia de 1.842, por el señor Duque de la Victoria, Regente entonces de
la Reina Isabel II, por ser menor de edad. He aquí el texto original:
"DOÑA ISABEL II, por la gracia de Dios y la Constitución de la Monarquía Española:
Por cuanto el Duque de la Victoria, siendo Regente del Reino, en mi Real
nombre, y por mi menor edad, por resolución de veinte y cuatro de
agosto de mil ochocientos cuarenta y dos, tuvo a bien aprobar el
establecimiento de una Hermandad en la Villa de Utrera, para dar culto a
Nuestra Señora de la Consolación en el templo de este nombre,
extramuros de dicha población y las ordenanzas formadas para su régimen y
gobierno con arreglo a la circular de ocho de febrero del mismo año. Y
ahora parte de los individuos que componen la Junta Directiva de la
insinuada corporación se me ha representado, que no habiendo obtenido en
aquel tiempo la conveniente Real Cédula de aprobación y deseando llenar
este requisito para que la Hermandad pueda continuar legalmente sus
piadosos ejercicios, me suplicaban fuera servida mandar expedir la
indicada Real Cédula, a cuya solicitud he tenido a bien acceder por mi
real resolución de dos de Julio último, con la circunstancia de que la
presidencia de la Hermandad sea del Párroco de la feligresía en que esté
enclavada la Iglesia donde celebre sus funciones".
Estas Reglas fueron reeditadas el día 3 de agosto de 1.896, por mandato
del Excmo. Sr. Arzobispo de don Marcelo Spínola Maestre, muerto en olor
de santidad. Con la venida de los Padres Salesianos, que se instalaron en el
convento en 1.945, volvió de nuevo a resurgir la devoción, que ya
continuó incluso después de dejar estos el santuario en 1.961.
Entonces se hace, cargo del mismo el párroco de Santa María de la Mesa
don Miguel Román Castellano y con la Coronación Canónica de la Virgen,
en 1.964, la devoción aumenta de tal manera que parece haber vuelto a
adquirir la grandeza de sus mejores tiempos.
Hasta tal extremo que las riadas de devotos se suceden continuamente al
santuario. Se organizan peregrinaciones a Utrera desde los más diversos
lugares y, actualmente, es raro que durante el día y a cualquier hora no
haya varios devotos dentro del templo.
SOBRE LOS TÍTULOS DE LA HERMANDAD
El de Pontificia le fue concedido en 1.964 por Su Santidad el Papa Pio
XII, con motivo de una peregrinación a Roma, organizada por el
Reverendísimo Cardenal don Pedro Segura y Sainz, para asistir al acto de
la proclamación de la Realeza de María.
En la iglesia de San Esteban, dentro del mismo Vaticano, el hermano
mayor don Federico de la Cuadra Irízar, el mayordomo don Juan Moreno
Caballero y el rector Rvdo. don José Barea Núñez, recibieron la
comunicación del señor Cardenal, en virtud de la cual Su Santidad había
concedido a la Hermandad, el título de Pontificia y un distintivo
especial para que pudiera ostentarla en todos sus actos corporativos y
cultos.
Esto ocurrió exactamente el día 1 de noviembre del mencionado año de 1.954.
En cuanto al título de Real, puede estar explicado en que las primitivas
Reglas fueron- aprobadas, como queda ya dicho, por la Reina Isabel II.
Si este argumento no fuera suficiente, dicho título quedó plenamente
confirmado el día 30 de octubre de 1.966, cuando estuvo de visita en el
santuario el actual Rey de España don Juan Carlos I, quien fue recibido
solemnemente como Hermano Mayor Honorario, de lo que quedó constancia en
el libro de la Hermandad con la firma del entonces Príncipe de España.
El día 1 de mayo de 1.964 y por el eminentísimo Cardenal don José María
Bueno Monreal, legado de Su Santidad el Papa, fue coronada Canónicamente
Nuestra Amantísima Titular. Coronación concedida por Su Santidad el
Papa Juan XXIII el día 7 de Julio de 1.963 y que se hizo realidad el día
1 de mayo de 1.964 (ocupaba entonces la silla de Pedro Su Santidad el
Papa Pablo VI) en el centro de la ciudad de Utrera y ante una multitud
llena de fervor.